Ni la bebida más helada, ni la playa más pintoresca, ni la piscina más moderna pueden refrescar el alma que se encuentra abatida. Un corazón sofocado de problemas, angustias y preocupaciones no hallará alivio en ninguna circunstancia externa. Los días de calor que se padecen en pleno verano, no son nada comparado con la hoguera interna que sufre un alma atribulada. Sólo Dios puede brindar alivio al interior del ser humano. Cuando el hombre y la mujer están siendo consumidos por la culpa, los remordimientos, resentimientos, angustia y depresión, Dios extiende la única posibilidad de salvación. Dice la Biblia en Hechos 3:19 “Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”. El arrepentimiento activa el refrigerio de Dios, que viene a ser como el agua fresca en medio de un desierto y del calor. A un corazón contrito y humillado Dios jamás lo despreciará, pondrá sobre su espíritu sobre él y de su interior correrán ríos de agua viva.
“El arrepentimiento activa el refrigerio de Dios, que viene a ser como el agua fresca en medio de un desierto y del calor."
Si estás atravesando momentos de tribulación, donde tu pecho se quema por los problemas y las crisis internas y externas, si tu garganta está seca por el calor intenso de los conflictos que te rodean, solo tienes que doblar tus rodillas e inclinar tu corazón, reconocer la dureza que lo envuelve, los pecados que cometes, arrepentirte por vivir una vida repleta de vicios y de malos pensamientos, una vida alejada de Dios y de sus mandamientos, compungir tu corazón y clamar por su perdón. A partir de allí, Dios te promete un tiempo nuevo, tiempos de refrigerio, tiempos de bendición, tiempos de gozo y de paz.
Debes saber que necesitas de la ayuda de Dios, porque sólo no puedes hacer nada. El frio de tu soledad no puede aliviar el calor de tus problemas. Dios quiere acompañarte darte el alivio que tu alma necesita.
Búscalo, está más cerca de lo que piensas.