Los hábitos constituyen uno de los fundamentos de nuestra vida. Nuestro cuerpo fue diseñado con hábitos bien definidos, si nos pusiéramos a analizar la configuración de las funciones de los órganos vitales de nuestro organismo, veríamos que cada uno de ellos funcionan por medio de conductas y programaciones periódicas que hacen posible la supervivencia humana.
A parte de estos hábitos innatos y naturales, cada uno de nosotros formamos y adquirimos hábitos sociales que impactan profundamente en nuestro cuerpo, nuestras relaciones y nuestro futuro.
Hoy en día muchas personas son conscientes de esto y por ello han decidido cambiar sus rutinas de vida. La alimentación saludable y el desarrollo de actividad física son los dos hábitos más difundidos y más adoptados por gente inteligente que se dio cuenta que, si no cuidamos adecuadamente el cuerpo, y en especial el corazón, éste dejará de funcionar y perderemos calidad de vida y la vida misma.
Pero más allá de esto, también tenemos un corazón espiritual que debemos cuidar pues tiene tanto mayor importancia que el primero y que no siempre es atendido.
Al corazón espiritual se lo cuida mediante hábitos saludables. Uno de ellos es el perdón. Perdonar es el mejor hábito que el corazón puede tener. Cierta vez le preguntaron a Jesús: “¿Maestro, cuantas veces debo perdonar a mi hermano, siete veces? Y Cristo Respondió “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”
Dios sabe más que nadie que el perdón hace posible la supervivencia humana. Si no fuera porque Él nos perdonó muriendo en la cruz, este artículo no se estaría escribiendo ni vos lo estarías leyendo.
Perdonar setenta veces siete equivale a desarrollar un hábito. Las personas que no lo hacen sufren de arritmia espiritual y paros cardíacos emocionales, que no son otra cosa que resentimiento, rencor, odio y todo tipo de enfermedades psicosomáticas. Vivir con todo esto no es tener una vida saludable. Quizás tengas muy buenos hábitos alimenticios y de actividad física, pero si en tu vida hay falta de perdón, no podrás vivir en paz.
Es tiempo de perdonar y de sacar de tu corazón todo lo que te está impidiendo ser libre. Dios quiere ayudarte, sólo debes mirar a Cristo y ver como él te perdonó y recibirás el don para poder perdonar también.
Perdonar te libera, te permite desarrollar los dones que Dios te dio y te sana el corazón.
“Perdonar setenta veces siete equivale a desarrollar un hábito. Las personas que no lo hacen sufren de arritmia espiritual y paros cardíacos emocionales, que no son otra cosa que resentimiento, rencor, odio y todo tipo de enfermedades psicosomáticas. Vivir con todo esto no es tener una vida saludable."