El genocidio de bebés no es una práctica de los tiempos actuales, los grandes imperios ya lo utilizaban hace miles de años como medio de control demográfico y una forma de menoscabar el avance de los pueblos que suponían una amenaza para ellos. De la historia aprendemos como las potencias que manejan los hilos del mundo introducen esta matanza con fines netamente políticos e ideológicos a fin de preservarse en el poder.
Es obvio lo que sucede, pero aun así muchos siguen sin darse cuenta o bien son engañados por mediocres argumentos o seducidos con dinero por el cual venden sus convicciones y voluntad. La vida y la muerte siempre ha sido susceptible de distintas apreciaciones y ha recibido distintos enfoques que abarca lo espiritual, moral, filosófico, religioso, social, constitucional, médico. Pero cuando la vida y la muerte son puestas en la balanza desde lo ideológico y económico para justificar actos de barbarie y exterminar a un ser humano, verdaderamente se llega a lo más bajo de nuestra naturaleza. El aborto está en este orden de bajeza, al igual que los demás genocidios que lamentablemente han ocurrido a lo largo de la historia.
En el antiguo Egipto se les ordenó a las parteras asesinar a todo hijo varón que naciera del pueblo esclavo.
“Y habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y otra Fúa, y les dijo: Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, y veáis el sexo, si es hijo, matadlo; y si es hija, entonces viva. - Éxodo 1:15
Entonces Faraón mandó a todo su pueblo, diciendo: Echad al río a todo hijo que nazca, y a toda hija preservad la vida. - Éxodo 1:22
Hoy en día, el mismo sistema y poder operante en el mundo quiere mandar a nuestros enfermeros y doctores a cometer la misma matanza a niños que se encuentran en el vientre materno. América Latina está bajo una amenaza espiritual, ideológica y política por parte de los poderes mundiales que pretenden esclavizar y e impedir el crecimiento de un pueblo.
Los legisladores argentinos debieran ser más inteligentes, valientes y comprometidos con nuestra región y no dejarse dominar ni mucho menos convencer por los lobbies internacionales que desembarcaron con sus marionetas y peones para presionar e imponer un verdadero sistema de control demográfico producto del fracaso del gobierno humano sin Dios.
Hoy los valientes son los médicos que se oponen a esta ley, al igual que lo hicieron las parteras del antiguo Egipto.