El cielo es más mucho grande de lo que imaginas o piensas, el cielo está lleno de abundancia. En el cielo , hay riquezas desbordando por todas partes, riquezas espirituales, emocionales, materiales, físicas, propósitos, aventuras, sorpresas!
En el cielo hay gloria, la gloria de Dios lo llena todo, allí hay alabanza, adoración, santidad, sanidad, libertad, gozo, paz, justicia. En el cielo hay fiesta, y hay fiesta en el corazón de los que en él habitan. En el cielo hay muchas moradas y millones de personas; si pudieras contar las estrellas, podrías saber cuántas personas habitan allí.
No pienses que en el cielo entran solo algunos pocos. Jesús murió por millares y millares, y él es victorioso en todo. El siempre gana. En el cielo abunda la esperanza, las expectativas, el poder. En el cielo no hay tinieblas ni hay muerte, todo el luz y vida. Jesús es el sol del cielo, él es la estrella que guía, él es el cielo mismo.
El cielo es una realidad, el cielo no es sólo un lugar a donde vas a vivir cuando mueres, el cielo no es un lugar lejano, el cielo está vivo, está presente, está activo, el cielo gobierna, el cielo reina. El cielo está entre nosotros, el cielo está acá, donde hay fe. Hay un cielo abierto aquí sobre tú vida, alrededor de tu vida, dentro de tu vida, hay un cielo donde Dios lo llena todo y en todos.
Los hijos de Dios no solamente vemos los cielos abiertos, caminamos con los cielos abiertos, vivimos en el cielo, respiramos el cielo, somos parte del cielo. Nuestro cielo es Dios, porque en el vivimos, y nos movemos, y somos. El cielo nos rodea, nos abraza, nos contiene, nos alienta, nos impulsa.
El cielo está esperando ver la manifestación de los hijos de Dios. El cielo es donde la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta.
Levanta tu cabeza, mira al frente, no te detengas, del cielo viene tu socorro, tu prosperidad, tu paz. Hay sueños esperando ser cumplidos, hay libros esperando ser escritos, hay canciones esperando ser cantadas, hay personas esperando que tú les hables, hay lugares esperando que tu conquistes. Escucha el llamado de Dios, escucha con tus oídos, mira con tus ojos, palpa con tus manos la vida abundante que Dios te ha dado. Hay cielos abiertos sobre ti..
“Los hijos de Dios no solamente vemos los cielos abiertos, caminamos con los cielos abiertos, . "