Vemos en la actualidad como muchas personas se han acostumbrado a pasar por los tribunales. La gran mayoría tienen tantas causas abiertas que ya les es común asistir a los magistrados, presentar una defensa, entrar por una puerta y salir por la otra. Estas personas le han perdido totalmente el respeto y el temor al sistema judicial pues han sabido detectar su vulnerabilidad. Inclusive si son condenados, no le temen a dicha condena pues saben que no es lo suficientemente firme en su ejecución y que puede ser moderada con ciertos artilugios legales. En la mayoría de los casos saben que el poder económico supera el poder judicial y que muchos se venden y renuncian a su deber de funcionario por dinero.
En otro sector está la gente común, la que nunca ha tenido un conflicto judicial, no saben lo que es tener que buscar un abogado ni mucho menos estar presente en un juicio. Gente educada, responsable y respetuosa de la ley. Personas que nunca pasarán por tribunales y que sólo seguirán por televisión las causas y los juicios famosos que a diario muestran los medios.
Sin embargo, tanto el primer grupo de personas como el segundo, todos algún día deberán comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno sea recompensado por sus hechos estando en el cuerpo, de acuerdo con lo que hizo, sea bueno o sea malo, el día que Dios juzgue los secretos de los hombres.
“La justicia que tanto reclamamos está más cerca de lo que imaginamos. "
Según el evangelio que anunció Cristo y que ha sido predicado por todo el mundo, llegará un día en el cual toda persona, grande o chico, rico o pobre, se presentará delante del Creador. Muchos de los que estaban acostumbrados a los juicios y salir por medio de ardides temblarán delante de la mirada divina que todo lo escudriña. Los libros serán abiertos y serán juzgados los hechos, las palabras, los pensamientos y las motivaciones. También las personas que nunca tuvieron un conflicto judicial en la tierra verán toda su vida y serán reveladas sus acciones. Muchos argumentarán que nunca hicieron nada malo y elevarán su justicia propia para defenderse. Sólo aquellos que hayan reconocido sus pecados y con un corazón arrepentido hayan aceptado el sacrificio de Cristo serán salvos.
“Cada pecado secreto es solamente concebido como secreto por la engañada fantasía de nuestra ignorancia. "
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