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PACTOS INTERNACIONALES


Los pactos internacionales han influido notablemente en la organización, dinámica y relaciones entre las naciones de la tierra. En ellos se definen cuestiones económicas, políticas, sociales, culturales, militares, etc que impactan directamente en la vida de los pueblos. Estos tratados internacionales son negociados entre los representantes de los estados, por lo que las personas civiles no participan directamente en este proceso, sino que quedarán sujetos a dichos tratados en las condiciones y términos que la voluntad de sus gobernantes lo decidan.

No es mi especialidad hablar sobre derecho internacional, pero sí debo enseñar sobre el pacto que Dios estableció con los hombres, que por su naturaleza, importancia y consecuencias ninguna persona debería ignorar.

Cabe aclarar que hubo un pacto entre Dios y los hombres, que establecía lo siguiente: “Adán y toda su descendencia vivirán y serán felices si guardan la ley de Dios”. Es sabido que nuestro representante no cumplió con dicho pacto, y por ende toda la humanidad fue arrastrada, y así como el representante también los representados individualmente quebraron ese pacto. Maldición y muerte fueron las consecuencias de este incumplimiento. Esto es lo que llamados “El pacto de obras” por medio del cual ninguna persona puede ser justificada y aquellos que pretendan hacerlo desconocen completamente su propia incapacidad.

Pero vino el segundo Adán, un representante nuevo llamado Cristo Jesús a quien Dios dijo: “Te doy un pueblo; has de morir para redimirlo, y cuando hubieres hecho esto, cuando por causa de ellos hubieres cumplido Mi ley, y la hubieres honrado, cuando hubieres soportado Mi ira en contra de sus transgresiones, entonces Yo los bendeciré; ellos serán Mi pueblo; perdonaré sus iniquidades; cambiaré sus naturalezas; los santificaré, y los haré perfectos.” “Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo”. “Porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”.

La pregunta es la siguiente: ¿Es Cristo tu representante? ¿Tienes fe en él? ¿Has nacido de nuevo? ¿Tienes la ley de Dios escrita en tu corazón? ¿Confías en Jesús y no en tu propia justicia? Si es así entonces estás dentro del nuevo pacto, “El pacto de Gracia”, para ti son todas las promesas y cada bendición del pacto vendrá a ti, y esto es don de Dios, y no fruto de tus obras.

Quien tiene la luz para comprender esto no puede hacer otra cosa más que agradecer y adorar.

 

“El pacto de Gracia, para ti son todas las promesas y cada bendición del pacto vendrá a ti, y esto es don de Dios, y no fruto de tus obras."

 

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