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Ap. Víctor Doroschuk

EL MEJOR REGALO


Cuando nos acostamos sobre un colchón que es muy duro decimos: “¡Esta cama es una piedra!” Puede sucedernos en casa o cuando vamos de vacaciones a otros lugares, si el colchón es duro sufriremos las consecuencias de dormir sobre él; nos levantaremos con dolor en el cuello, cansados y de mal humor por no haber podido descansar adecuadamente. Si unas horas sobre una cama de piedra puede afectar nuestro día a día, cuanto más vivir toda una vida con un corazón de piedra.

A pesar de que a muchos no les gusta escuchar que la naturaleza humana sea calumniada, debo decir que todo ser humano tiene un corazón de piedra hasta tanto Dios no se lo cambie. La piedra es fría, al igual que los corazones, que a veces, si se arriman al calor, pueden adquirir un poco de temperatura. Como las personas, que por unos instantes reciben alguna palabra o viven alguna experiencia que tocan sus emociones, pero al cabo de las horas vuelven a enfriarse y dejan el amor.

Las piedras son duras, como los corazones de los hombres que endurecen su rostro unos con otros y viven en constantes peleas. Las piedras están muertas y son insensibles, así le sucede al ser humano, está muerto en sus delitos y pecados, insensibles a la conciencia, insensibles a los afectos y ajenos a la voluntad de Dios.

Pero que maravillosa y grandísima promesa tenemos de parte de nuestro Creador y Padre que nos dice en Ezequiel 36:26: “Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo”.

Sin dudas este es el mejor regalo que podemos recibir; lo más valioso que podemos tener es un corazón y un espíritu nuevo dado por Dios con el cual podemos comunicarnos con él, adorarlo y amarlo. Con ese corazón podemos amar a nuestro prójimo, llorar con el que llora y reír con el que ríe. Quien ha recibido este precioso regalo lo cuidará más que a cualquier cosa ya que ningún bien material se compara a tener un corazón dado por Dios.

Quizás no hayas renovado tu colchón, o tal vez ya lo has hecho varias veces, sea cual sea tu situación, si o si necesitas renovar tu corazón de una vez y para siempre. Pídeselo a Dios, en el nombre de Jesús y comenzarás una nueva vida.

 

“Quien ha recibido este precioso regalo lo cuidará más que a cualquier cosa ya que ningún bien material se compara a tener un corazón dado por Dios."

 

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