Muchos piensan que la diferencia entre vivir tranquilo o vivir con miedo depende del país, el barrio, el entorno sociocultural o la clase de vida que uno lleva. Sin embargo, el miedo es algo que está presente en cualquier parte del mundo, esto es así porque en realidad está dentro de cada ser humano.
El mundo atraviesa una época repleta de incertidumbre, el temor que se ha desatado en estos días en el área laboral, económica y social es el eje central del infierno, y tiene como fin paralizar, doblegar voluntades, esclavizar y hacer vivir al ser humano en un laberinto de tinieblas donde sólo se manifiestan la angustia, la desesperación y el terror. Para el infierno y sus aliados realmente es un gran negocio lograr instalar el miedo en la gente; este mal se lo puede comparar con el veneno de una serpiente que, al atacar, logra contraer los músculos y paralizar el corazón de su víctima para luego devorarla.
El miedo mata, y esto es lo que realmente el infierno quiere; intentará instalarlo en la mente, pues de allí al corazón, donde está la fuente de la vida, hay un solo paso. Hay gobiernos en el mundo, que en lugar de instalar respeto y confianza en la sociedad, lo único que hacen es provocar miedo en la gente, para someterla a un plan o modelo diseñado por personas que están muy lejos de la realidad y del diseño de Dios para cada Nación.
Cuando personalmente tengo que enfrentar algo que quiere instalar temor en mí, me remito a las palabras de Jesús que dijo: En el mundo van a tener aflicciones y problemas; pero confíen, yo he vencido al mundo. Estas palabras nos proporcionan confianza, esperanza y fe, pues el mismo Dios nos advirtió que a pesar de tener que soportar muchas cosas que provocarían aflicción, venceríamos al temor, pues venciendo a éste, podremos lograr todo aquello que soñamos y queremos en la vida.
Creo que la vida es como un viaje, la emprendemos con esperanza y confianza, o de lo contrario la vivimos con miedos paralizantes. Quien ha puesto su fe en Dios podrá vivir sin miedo y superar todo obstáculo.
Para concluir, qué mejor que la Palabra de aliento más segura que Dios nos dejó en Deuteronomio 31:8 “El SEÑOR irá delante de ti; El estará contigo, no te dejará ni te desamparará; no temas ni te acobardes”.