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Ap. Víctor Doroschuk

Desayuno con Dios


Viernes 25 de mayo de 2018, me levanté muy temprano como todos los días para orar y desayunar; la tranquilidad de la mañana auguraba un hermoso día, un día de esos que sólo el otoño mendocino sabe regalar; no era una fecha cualquiera, era una jornada especial, no sólo por la celebración patria y el primer grito de libertad, sino porque hace 28 años, un 25 de mayo empezaba en San Rafael una verdadera revolución espiritual. En el sur de Mendoza, en un pequeño local alquilado, abría sus puertas el Ministerio Vida y Paz.

El tiempo ha pasado rápido, y desde aquel entonces nunca nos hemos detenido, con un poco más de arrugas, pero con el mismo espíritu de fe, entusiasmo y amor, servimos a Dios con todo nuestro ser, agradeciéndole cada día a Dios por su gracia, poder y visión, que nos ha permitido predicar el evangelio de Jesucristo y ser instrumentos útiles para ver en la sociedad un cambio y transformación.

El sol comenzaba a aclarar el alba, y junto a mi esposa aprovechábamos el desayuno para recordar tantas historias y anécdotas que como familia nos tocó experimentar. De pronto el timbre de la casa sonó, interrumpiendo nuestra conversación; me levanté de prisa ver quien llamaba. Cuando abrí la puerta, parada en la vereda se encontraba Estela, traía en sus manos una docena de pastelitos dulces bañados en almíbar como sólo ella sabe preparar. Inmediatamente reconocí el mensaje de Dios; él es tan creativo y habla de una manera tan particular que todo tiene su sello de genialidad y originalidad. Invité a Estela a que desayunara con nosotros; y aunque admito que los pastelitos son por demás sabrosos, y más en un 25 de mayo, este desayuno tenía un significado muy especial. Estela fue la primera persona que llegó a nuestra iglesia, allí cuando nadie nos conocía, ella se atrevió a escuchar a este loco pastor predicar. Con ella llegó su familia y sus hijos crecieron en la iglesia; hoy forman parte de la gran familia Vida y Paz y después de 28 años siguen adelante sin desmayar.

En este desayuno patrio Dios me mostró su fidelidad, me hizo ver que cada mañana él renueva su misericordia y nos ofrece lo más preciso que puede entregar: gracia, amor y verdad. Cada día se presenta con las manos llenas de sueños, palabra y bondad, y desayuna con nosotros contándonos de qué manera quiere obrar.

 

“Deja entrar a Dios en tu vida y verás lo grandes y extraordinarios que serán todos tus días. ”

 
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