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Ap. Víctor Doroschuk

Combatiendo la ansiedad


Uno de los trastornos que más aqueja a la sociedad actual es la ansiedad. Esta emoción, que puede volverse patológica, está presente en todas las edades y es uno de los grandes males que afectan a la salud.

Cada persona tiene la capacidad de prever para el futuro y es bueno que prestemos la debida atención como buenos administradores del tiempo, del dinero, de la salud y de los demás recursos. Sin embargo, es muy fácil convertir esa cualidad en un profundo afán. Una vez que nos volvemos ansiosos, inquietos y preocupados es muy difícil recuperar la paz. La propensión de dejarse dominar por este hábito maligno nos conduce a ser dominados por él, sin poder disfrutar de la vida.

¿Tienes ansiedad de poseer? Ten cuidado que la ansiedad no te posea.

Es posible vivir una vida sin ansiedad y disfrutar de cada momento, a pesar de las luchas y dificultades que a diario se nos presentan, a pesar de las necesidades que se multiplican y a pesar de las inestabilidades de la economía. El mejor método y consejo lo encontramos en Filipenses 4:7-8:

“Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús.”

La clave está en convertir la ansiedad en una oración.

La ansiedad debe ser la materia prima de nuestras oraciones. Transformar ese terrible sentimiento de desesperación y convertirlo en una súplica llena de fe a Dios es lo que hace la diferencia entre los que viven en paz y los que desfallecen con cada problema.

 

"La ansiedad debe ser la materia prima de nuestras oraciones. "

 

¿Estás viviendo un momento de incertidumbre? ¿Necesitas tomar decisiones y no ves la salida? Dobla tus rodillas, abre tu boca y comienza a exponer tu situación y necesidad delante de Dios. ¿Por qué no aprovechas este medio divino? No caigas en el error de repetir frases sin sentido, Dios no es una máquina, él te escucha atentamente y sabe comprender cada situación. El promete llenarnos de paz y cuidar nuestra mente y corazón de pensamientos tóxicos. Cuan saludable es la oración, tanto que debemos enseñarles a los más pequeños a practicarla a apenas empiecen a balbucear, y de esta manera los prepararemos para atravesar cualquier dificultad sabiendo que tienen un Dios a quien acudir.

Que Dios te llene de fe para orar en todo tiempo.

Foto: Shutterstock

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