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Ap. Víctor Doroschuk

LA SOLUCIÓN A LAS ADICCIONES


La droga no sólo es un flagelo de los barrios marginales, ella está instalada en todos los estratos sociales y tantos profesionales, empresarios y personas conocidas en la sociedad son arrastradas a las sombras de esta grave adicción. Muchos de ellos empiezan de jóvenes, cuando están estudiando en las universidades y toman este camino pensando que pueden dejarlo en cualquier momento. Pero lo cierto es que el tiempo pasa y la dependencia se hace cada vez más fuerte.

Ansiedad, miedo, depresión, soledad y vacío existencial son los sentimientos que llevan a una persona a ingerir drogas, con la falsa expectativa de que su vida mejorará. Lamentablemente cada día son más los que entran en esa autopista mortal. Según me confiesan los que están atravesando este tormento, primero creen poder controlarlo, pero los problemas se agravan con el paso del tiempo y dejan de mirar hacia el futuro, pues la droga los envuelve y los ciega.

Jóvenes que se suicidan, violencia familiar, divorcios, robos, accidentes de tránsitos, cerebros quemados, estudiantes frustrados. La lista es larga y podríamos citar miles de consecuencias más que acarrea esta maldita sustancia.

Si la gente creyera a lo que está escrito en la Biblia y fundamentalmente a lo que ocurre en nuestro ser interior cuando Dios entra en el ser humano; nadie se drogaría. 2 Corintios 3: 17 nos revela que donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad, y esa libertad que nos promete Dios, es tan extraordinaria que no alcanzan las palabras para describir lo que se siente, con ella se desvanecen los temores, se aniquila la ansiedad y se alcanza una plenitud de gozo con el cual se puede enfrentar cualquier tormenta en la vida. Ese Espíritu es invisible pero real como el viento, se lo recibe por la fe en Jesucristo y en su palabra; está más cerca de lo que la gente se imagina, solo hay que buscarlo y creer en él.

Las personas que se entregan a las drogas lo hacen porque no valoran sus vidas y nadie les dice que son importantes. El mensaje más poderoso que pueden oír es que Dios los ama, que son importantes para él, y que hay un futuro y una esperanza para la gente de fe.

Menospreciar esta verdad nos llevará a la decadencia, estimarla, valorarla y predicarla nos llevará a un futuro glorioso.

Que Dios los bendiga.

 

“Esa libertad que nos promete Dios, es tan extraordinaria que no alcanzan las palabras para describir lo que se siente, con ella se desvanecen los temores, se aniquila la ansiedad y se alcanza una plenitud de gozo con el cual se puede enfrentar cualquier tormenta en la vida"

 

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